Acelerar a fondo, forzar el vehículo, frenar de golpe, cambiar sin fijarse…
Todo esto genera mayor desgaste en ti y en tu coche. Cuando manejas tranquilo frenas menos, te adaptas al tráfico y permites que la inercia empuje tu automóvil, es decir: aprovechas el impulso; de esta manera consumes menos gasolina y evitas accidentes.
Disfruta la experiencia de conducir